SUSANA BONNET
Existen en la producción plástica de Susana Bonnet destacadas constantes pictóricas. Lo vemos en la capacidad para componer visiones subjetivas. Su formación artística ha sido bien orientada, con los maestros Félix González Mora y Ricardo Laham. La capacidad para poder desarrollar una secuencia compositiva dentro de la abstracción figurativa, muestran su versatilidad en cuanto a sus inspiraciones. Este proceso pictórico de abstracción tiene dos elementos destacados, uno de ellos es la armonía cromática, y el otro la interesante grafía imaginaria en torno al signo plástico, donde la artista elige determinadas configuraciones para articular una personal escritura pictórica.
Esta calidad artística, producto de un trabajo sistemático, se puede observar en las series de los diversos períodos creativos. Podemos afirmar que tanto el óleo como el pastel no tienen misterios en su oficio. El trabajo realizado en torno a estas técnicas tiene una huella creativa singular. Leves toques caligráficos en el pastel, sobre una superficie de aterciopeladas texturas, crean un estilo propio e íntimo, y en el óleo, una fuerza energética exuberante emana de la tensión que se produce en el entrelazado de las pinceladas que semejan una urdimbre radiante.
La pintora vive demasiado cerca la revelación del mundo para participar en cuerpo y alma en el nacimiento sin cesar renovado del universo. Ningún arte es más directamente creador, más manifiestamente creador, que la pintura. Para un artista que medita sobre su arte, el color es una fuerza que crea. Sabe bien que el color actúa en la materia, que es una verdadera actividad de ta materia, que el color vive de un constante intercambio de fuerzas entre la materia y la luz. El pintor renueva los grandes sueños cósmicos que unen el hombre a los elementos, el fuego, el agua, el aire, y la prodigiosa materialidad de las sustancias terrestres.
Podemos ver estas características en las obras “Murga”, y “Últimas Luces”, en las cuales observamos la calidad de los planteos cromáticos cuya vibración y fuerza vital atraen al conocedor de la pintura, como obra basada en resoluciones puramente rítmicas y cromáticas logrando atrapar inmediatamente la mirada del contemplador.
Susana Bonnet es una artista que ha recorrido diversos países exponiendo su obra, ha participado en eventos nacionales e internacionales por la paz, y expuso varias veces en el Colegio Público de Abogados, cuyo mérito institucional ha sido difundir la pintura argentina en sus diversos centros.
ROSA FACCARO – Asociación Argentina e Internacional de Críticos de Arte
Es bien sabido que la necesidad humana por transmitir sentimientos y emociones se presenta de muy diversas maneras, mil formas que hacen de la expresión una particular y singular referencia de lo que a cada persona atenaza o completa espiritualmente.
El caso de los artistas es más significativo ya que cada autor confiere a su obra, y por tanto a su visión de él mismo ante el entorno, la particularidad de la constatación de ello de forma creativa.
Muestra patente es sin lugar a dudas la obra de Susana Bonnet.
Bonnet fusiona diferentes estilos guiados por el común quehacer de lo abstracto, plasma todo concepto acaecido en base a dicho movimiento artístico.
La tonalidad viene secuenciada por instantes de vida, por me atrevo a indicar momentos alegres, tristes, melancólicos o de ensoñación en los que la autora interfiere con mayor o menor fuerza en el lienzo, en los que la conjugación entre tonalidad y multiplicidad tonal nos da santo y seña de su estado emocional en cada instante.
El azar fusiona urbes y jardines, manda en lo efímero del destino creando parábolas y ficciones de una realidad en la que su micromundo adquiere el mayor de los sentidos dotando a lo conceptual de un especial movimiento que caracteriza toda su obra, movimiento intenso y vital en constante lucha con el espacio, con el tormento de lo que a la creadora llama con contundencia la atención llevando su pincel al éxtasis que supone el dejarse llevar por el sentimiento.
Es tiempo de cosecha, propone Susana, tiempo en el que las constelaciones nos proponen el camino por jardines y barrios, por sueños que reflejan lo pasado y lo que está por llegar, sueños que provocan al contemplador en cada tela que nos muestra ya que , aparte del concepto propuesto, su obra tiene una particularidad muy notable y es la posibilidad que da a cada espectador de recrear en ella sus propio sentir, de acentuar la posibilidad de interacción con el lienzo, virtud que sólo unos pocos consiguen.
Más bien resumiría indicando encontrarnos ante una obra con alma, fiel reflejo de lo más interno del “yo”.
Francisco Arroyo Ceballos
Asoc. Internacional de Críticos de Arte (AICA)
Susana Bonnet expone sus últimos trabajos, en la sala de exposiciones del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. Son óleos sobre tela y de formato mediano. Propondré una serie de claves con la intención de lograr un mayor acercamiento a estas producciones. Pienso que Bonnet nos interpela a partir de una obra abstracta, expresiva y altamente plástica. El espectador no encontrará en estas pinturas, la representación de objetos o fenómenos tal como aparecen ante nuestra visión. No verá árboles, paisajes, personas, animales, en fin, nada de lo que el mundo material presenta a nuestros ojos.
El público podrá, sin embargo, evocarlos por unos instantes, sea a través del juego de las formas y colores que propone el cuadro, o por el título, como sucede en la obra “Barrio candombe”, que nos remite a una fiesta urbana y popular, en la que podemos escuchar los instrumentos de percusión. Pero lo que define a estas pinturas abstractas, es que ellas trabajan con sus propios componentes, como forma, color, línea, planimetría, los que ya no están al servicio de la representación del mundo fenoménico sino, por el contrario, las pinturas se centran en sus elementos e interrelaciones. Por ejemplo en la obra de Bonnet vemos el rojo por el rojo mismo, no en función de la representación del color de una manzana. La corriente de la abstracción en la pintura significó un modo nuevo de pensar y experimentar el arte, fue un cambio de paradigma, una verdadera revolución dentro del campo del arte.
El pintor ruso Wassily Kandinsky fue quien, en 1910, produjo la primera pintura abstracta en la historia del arte de la tradición europea occidental. En nuestro país, el artista Juan Del Prete comenzó a trabajar en la tendencia a partir de 1930. Su obra “Abstracción” da cuenta de la emergencia (1932, Museo Nacional de Bellas Artes). Las obras de Bonnet se inscriben, también, dentro de las corrientes expresionistas, las que pueden caracterizarse como las producciones que privilegian la expresión subjetiva del autor, más que la representación objetiva. Como tendencia artística, el expresionismo, al igual que la abstracción, surgió en los inicios del siglo XX y continúa activo hasta nuestros días. Ambas son tendencias de la modernidad en el arte.
Uno de los iniciadores del expresionismo, fue el pintor holandés Vincent Van Gogh. En su pintura “Los comedores de patatas” de 1885, el espectador puede apreciar las deformaciones con las que el artista dibuja los cuerpos y manos de los campesinos para transmitirnos, desde la narración plástica, la vida sacrificada y el compromiso físico de los mismos. Pocos años más tarde, en 1893, Edvard Munch pintó “El grito”, obra también precursora del expresionismo, en la que se ve el rostro de un personaje que parece una calavera, su cuerpo pintado sintéticamente mediante líneas sinuosas y un muelle como fondo trabajado en perspectiva acelerada.
Todo transmite la sensación de angustia y desesperación que sentiríamos, si pudiésemos escuchar el grito que refiere el título. En las pinturas de Bonnet, el carácter expresivo, desde lo formal, se aprecia en la forma en que la pintora va dejando rastros de su propio hacer, como el uso plástico del chorreado, de las pinceladas gestuales, o los restos que deja del material pictórico a la vista del espectador. Restos que se convierten en gesto estratégico, gracias al cual la artista nos invita a apreciar el material como tal, el óleo en su calidad básica.
Bonnet comparte así con el público, el profundo disfrute que siente al trabajar con él. Estos aspectos expresivos, acentúan el carácter plástico de las obras, pues Bonnet intensifica el momento de la forma. Siguiendo al teórico Ticio Escobar, pienso que el arte puede ser pensado como juego dinámico entre dos momentos, uno tiene que ver con la forma, sea la imagen o cualquier instrumento de comunicación, el segundo tiene que ver con los contenidos, que son las ideas o mensajes que maneja la obra.
Cada uno de estos momentos podrá tener preeminencia sobre el otro, de acuerdo al tiempo histórico o dependiendo del artista. La pintura “Guernica” de Pablo Picasso, un óleo sobre tela casi sin colores, refiere el hecho puntual del bombardeo de la ciudad vasca en 1937. En esta obra, el pintor propone una reflexión en torno al dolor por la muerte injusta de civiles, víctimas inocentes. Por lo cual, en la apreciación del “Guernica” el momento del contenido es clave. Bonnet, por el contrario, prioriza el momento de la forma, que es el momento de la percepción, de la sensibilidad.
Abstracción, expresión y sensibilidad son los lugares desde los que trabaja la artista. Su obra es además, densa. Bonnet no deja espacios sin trabajar en sus cuadros, si hay chorreados, ellos recorrerán toda la superficie de la tela. De aquí su intensidad. Claudia de Bianchetti Noviembre 19, 2015.
Vemos con deleite una obra que se despliega ante nosotros construida con el color como vehículo de toda la carga de significación que porta esa obra. Ese color ha sido trabajado diestramente para potenciar las infinitas posibilidades del color. Esa mancha -madre de la aventura de la forma– se prolonga en estrías afines, se opone a zonas cálidas o a pausas neutras, se enlaza grácilmente al torrente colorístico o se afirma en un nudo y se multiplica. Se crea entonces un campo dinámico donde hay oposiciones, réplicas, deslizamientos, música. ¿Qué logro fundamental se ha alcanzado en esta orquestación tan rica y tan graciosamente barroca ?
Se ha alcanzado la alta cima del arte: la armonía. Ese numen que se persigue en todas las artes y también en la existencia de los hombres y de los pueblos. Pero cuando digo armonía no quiero decir apacible serenidad y silenciosa complacencia. Armonía es el juego de correspondencia entre las partes para producir un efecto buscado. En este caso lo que se ha buscado, es la clara unidad en cada una de las composiciones, la concurrencia de cada elemento de la obra a un clima determinado, el sólido tejido de intención pictórica para alcanzar en cada trabajo una forma de lo absoluto.
La presentación que hoy nos ocupa muestra además la riqueza de sus recursos: nos muestra una serie temática, es decir variaciones sobre un tema. El tema parece ser la trama. La trama colorística tan absolutamente similar a la trama de la vida, donde todo queda enlazado en una inextricable amalgama y que sólo puede ser visualizado en su conjunto, no analizable en sus elementos. Con gran conocimiento del color, los conjuntos que nos presenta se apoderan de nuestra imaginación y nos someten a la fascinación, a la luz activa, a la penumbra intrigante, a los verdes vegetales, a los amarillos triunfales. Susana Bonnet tiene las armas para esas realizaciones: tiene mucho que decir desde una cultura importante y una sensibilidad alerta.
Y tiene oficio, en lo estrictamente operacional, para dar a su discurso pictórico la forma adecuada en cada instancia. He tenido oportunidad de conocer su producción desde los momentos iniciales y celebro el desarrollo que ha desplegado: se trata de una obra coherente, con planteos siempre plásticamente interesantes y con ese vuelo, ese arrebato de poesía, que nos lleva por un momento más allá de nuestro mundo habitual y nos traslada a ese otro mundo desconocido, revertido, fantástico. Lelia M. Reta, Muestra de Susana Bonnet, 13 de noviembre de 2014, Colegio Público de Abogados de la Capital Federal
La obra de Susana Bonnet tiene un logro principal: articular un lenguaje propio, fuertemente sugerente, interesante,, inagotable… Con cuánta convicción hay que aplicar esa mancha para lograr ese resultado! Hace décadas que nos han emocionado las manchas, ese discurrir del pincel con aparente indisciplina! Qué notable seguir encontrando articulaciones nuevas para formas conocidas!
Hay sinfonías en cada color: sinfonía en violáceos, en verdes, en colores tierra! Qué felicidad da el artista a su público. Gracias Susana por esta fiesta. Comentario LELIA RETA, exposición “Reencuentros” Gallery nights Recoleta- Buenos Aires. Año 2011.
El artista crea y los críticos analizan. La reincidencia en las formas circulares (representación de la esfera en bidimensión) en la obra de Susana Bonnet tiene, quizás, una influencia tan científica como ancestral.
Las investigaciones de los físicos nos dan algunas explicaciones sobre la unión de la Ciencia y el Arte, y el cómo y el porqué de la revolución de las formas y de la reflexión sobre las líneas que tienen los objetos de este mundo, y por qué esto es así.
Entre ellas, la forma más frecuente sin duda es la esfera. Eso obedece a que es la mínima superficie que encierra un volumen dado.
Todo lo que existe en este mundo es porque ha sido seleccionado, o por la selección fundamental compatible con las leyes, o por la natural que es la teoría de Darwin, o la cultural, que es la inventada por el hombre. Pero la esfera que ya existe es favorecida por la selección natural porque protege al individuo.
Los planetas, la membrana, las células tienden a ser esféricas o similares como lo son los huevos, emergentes de vida.
En la naturaleza la belleza se parece mucho a la inteligibilidad en una cosa y es que en alguna manera significa la repetición dentro del desorden, la armonía, el equilibrio, siendo mucho antes el hecho estético que el conocimiento.
No es irracional, entonces, pensar que la inteligibilidad juega un papel positivo en la selección natural.
La grandeza del arte consiste en que puede ser intuitiva aún sin ser comprensible.
Esta artista plástica argentina utilizó en esta serie formas circulares de manera intrínseca.
Reminiscencias de la esfera por afuera, túnel por dentro. Existe pues, en esto último, la registración en nuestro inconsciente del momento trascendental del nacimiento, lo que es el camino hacia la vida.
A través de las obras de Susana Bonnet podemos ver la esencia misma del hombre y su relación con la vida.
Esperamos que en este ámbito, dispongamos de la suficiente sensibilidad para captar lo que la artista intentó representar en su producción de «Enigmas circulares».
Una muestra para reflexionar y disfrutar.
Susana D´Momo. Arte Argentino Independiente Curadora – Presidenta de A.D.A.P.I. ASOCIACIÓN DE ARTISTAS PLÁSTICOS INTERNACIONALES www.arteeuroamericano.com.ar
La última serie de obras de la artista Susana Bonnet agrega a su importante trayectoria un avance pleno de calidad y comunicación por sus estructuras rítmicas plenas de cadencia y color. La vida que se desprende de ellas es notoria por sus ondas cálidas que atrapan al espectador al instante. Sus cadencias, insertas en lo abstracto nos acercan en cierto modo a la pintura metafísica. Estamos seguros de encontrarnos frente a una pintora de talento que sabe emitir sus mensajes con claridad y emotividad. Féliz González Mora, Noviembre de 2004.
En la pintura que nos presenta Susana Bonnet se advierte siempre el trazo de una gran artista.
Dentro de su línea metafísica de niveles que orillan con el expresionismo, sus trabajos definen con claridad la problemática de los seres que viven en este mundo actual, frío y decadente.
En esta muestra muchos de sus trabajos así lo demuestran, como “Desgarro”,“La procesión”,”Viaje interior”,etc.
A no dudarlo, esta es una magnífica muestra.
Todos sabemos lo difícil que es encontrar en pintura un camino auténtico que pueda llegar al espectador. Susana Bonnet lo consigue con creces.
Su obra es espléndida como mensaje y como elaboración estructural y de color.
La unidad a través de los contrastes apuntalan la expresión.
En la obra de esta artista -se advierte de inmediato-todo funciona armónicamente. Color y estructura conforman la unidad de la obra, y a través de este campo de acción surge el argumento que nos llega en forma clara y directa. Susana lo consigue, la calidez y el humanismo que se desprende de sus obras confirman que se trata de una gran artista. Féliz González Mora Presentacion Diario Clarin Mar del Plata Enero 2003.
La presentación de la artista Susana Bonnet de su serie » Itinerario del Abismo» nos conecta con espacios siderales, donde el vacío y la soledad imperan sobre las formas.
Dueña de un expresionismo decantado, donde no es necesario nada más que lo esencial, Susana se ubica en los grupos de la buena pintura argentina.
Algunas de sus obras como «Itinerario del abismo”, «Abismo» » El viaje», así lo demuestran. De todas estas obras se desprende esa sensación de inseguridad en un futuro mejor.
Susana capta la problemática de nuestro mundo actual y lo refleja con sentimiento y claridad, a través de sus símbolos, además claro está, de su excelente técnica y dominio de la obra. Féliz González Mora. “Itinerario del Abismo”, Agosto Año 2000.
Muchas veces la pintura nos traslada a la problemática del hombre que se debate frente a lo adverso fabricado por el hombre mismo: Los negociados, la corrupción y las trampas en pos de ganancias sin esfuerzo, son algunos de los símbolos que desarrolla en su pintura Susana Bonnet.
Símbolos claros de mensaje, con la intervención de imágenes definidas dentro de un expresionismo simbolista decantado agudo y penetrante.
Excelente colorista, su obra a nivel plástico nos ofrece color depurado y contrastante, y sus figuras se ubican por lo general en una dinámica espacial, que las sumerge y envuelve, trasladándonos por su forma de actuar, a ese inmenso mercado donde el hombre es presa de sus propios tejidos, así como Susana lo expresa con toda precisión.
En esa línea se ubican «Apocalipsis informático», » La sociedad de consumo» Tejido Social», etc, como algunos de los ejemplos de esa pintura que nos muestra a través del símbolo la cara de ese mundo corrupto que todos conocemos.
Por último quiero agregar que nos encontramos frente a una artista dotada que sabe llegar a través de su obra.
Fina y fuerte en el color, de equilibrada estructura y buen dibujo, nos llega a través de la calidez y emotividad de esa obra, plena y firme que nos ofrece. Féliz González Mora. Muestra itinerante “Fin de Milenio”, año 1999.-