Buenos Aires, Argentina
Menu
menu

Barrio candombe – óleo sobre tela, 100 x 80 cm. Año 2015. 

Desde el jardín – óleo sobre tela, 100 x 80 cm. Año 2015.

 

Esperanzas sumergidas – óleo sobre tela, 80 x 100 cm. Año 2015.

 

Esplendor – óleo sobre tela, 100 x 80 cm. Año 2015.

 

Festejos – óleo sobre tela, 100 x 80 cm. Año 2015.

 

Ficción colectiva – óleo sobre tela, 100 x 80 cm. Año 2015.

 

Luces de agua – óleo sobre tela, 100 x 80 cm. Año 2015. VENDIDO

 

Otoñal – óleo sobre tela, 80 x 100 cm. Año 2015. VENDIDO

 

Regreso a puerto – óleo sobre tela, 80 x 100 cm. Año 2015.

 

Urbe – óleo sobre tela, 100 x 80 cm. Año 2015.

Siga este enlace para leer las críticas

Susana Bonnet expone sus últimos trabajos, en la sala de exposiciones del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. Son óleos sobre tela y de formato mediano. Propondré una serie de claves con la intención de lograr un mayor acercamiento a estas producciones. Pienso que Bonnet nos interpela a partir de una obra abstracta, expresiva y altamente plástica. El espectador no encontrará en estas pinturas, la representación de objetos o fenómenos tal como aparecen ante nuestra visión. No verá árboles, paisajes, personas, animales, en fin, nada de lo que el mundo material presenta a nuestros ojos. El público podrá, sin embargo, evocarlos por unos instantes, sea a través del juego de las formas y colores que propone el cuadro, o por el título, como sucede en la obra “Barrio candombe”, que nos remite a una fiesta urbana y popular, en la que podemos escuchar los instrumentos de percusión. Pero lo que define a estas pinturas abstractas, es que ellas trabajan con sus propios componentes, como forma, color, línea, planimetría, los que ya no están al servicio de la representación del mundo fenoménico sino, por el contrario, las pinturas se centran en sus elementos e interrelaciones. Por ejemplo en la obra de Bonnet vemos el rojo por el rojo mismo, no en función de la representación del color de una manzana. La corriente de la abstracción en la pintura significó un modo nuevo de pensar y experimentar el arte, fue un cambio de paradigma, una verdadera revolución dentro del campo del arte. El pintor ruso Wassily Kandinsky fue quien, en 1910, produjo la primera pintura abstracta en la historia del arte de la tradición europea occidental. En nuestro país, el artista Juan Del Prete comenzó a trabajar en la tendencia a partir de 1930. Su obra “Abstracción” da cuenta de la emergencia (1932, Museo Nacional de Bellas Artes). Las obras de Bonnet se inscriben, también, dentro de las corrientes expresionistas, las que pueden caracterizarse como las producciones que privilegian la expresión subjetiva del autor, más que la representación objetiva. Como tendencia artística, el expresionismo, al igual que la abstracción, surgió en los inicios del siglo XX y continúa activo hasta nuestros días. Ambas son tendencias de la modernidad en el arte. Uno de los iniciadores del expresionismo, fue el pintor holandés Vincent Van Gogh. En su pintura “Los comedores de patatas” de 1885, el espectador puede apreciar las deformaciones con las que el artista dibuja los cuerpos y manos de los campesinos para transmitirnos, desde la narración plástica, la vida sacrificada y el compromiso físico de los mismos. Pocos años más tarde, en 1893, Edvard Munch pintó “El grito”, obra también precursora del expresionismo, en la que se ve el rostro de un personaje que parece una calavera, su cuerpo pintado sintéticamente mediante líneas sinuosas y un muelle como fondo trabajado en perspectiva acelerada. Todo transmite la sensación de angustia y desesperación que sentiríamos, si pudiésemos escuchar el grito que refiere el título. En las pinturas de Bonnet, el carácter expresivo, desde lo formal, se aprecia en la forma en que la pintora va dejando rastros de su propio hacer, como el uso plástico del chorreado, de las pinceladas gestuales, o los restos que deja del material pictórico a la vista del espectador. Restos que se convierten en gesto estratégico, gracias al cual la artista nos invita a apreciar el material como tal, el óleo en su calidad básica. Bonnet comparte así con el público, el profundo disfrute que siente al trabajar con él. Estos aspectos expresivos, acentúan el carácter plástico de las obras, pues Bonnet intensifica el momento de la forma. Siguiendo al teórico Ticio Escobar, pienso que el arte puede ser pensado como juego dinámico entre dos momentos, uno tiene que ver con la forma, sea la imagen o cualquier instrumento de comunicación, el segundo tiene que ver con los contenidos, que son las ideas o mensajes que maneja la obra. Cada uno de estos momentos podrá tener preeminencia sobre el otro, de acuerdo al tiempo histórico o dependiendo del artista. La pintura “Guernica” de Pablo Picasso, un óleo sobre tela casi sin colores, refiere el hecho puntual del bombardeo de la ciudad vasca en 1937. En esta obra, el pintor propone una reflexión en torno al dolor por la muerte injusta de civiles, víctimas inocentes. Por lo cual, en la apreciación del “Guernica” el momento del contenido es clave. Bonnet, por el contrario, prioriza el momento de la forma, que es el momento de la percepción, de la sensibilidad. Abstracción, expresión y sensibilidad son los lugares desde los que trabaja la artista. Su obra es además, densa. Bonnet no deja espacios sin trabajar en sus cuadros, si hay chorreados, ellos recorrerán toda la superficie de la tela. De aquí su intensidad. Claudia de Bianchetti Noviembre 19 2015

«Agradezco mucho esta feliz circunstancia que me permite compartir con Uds. en un ámbito privilegiado ese momento de iniciación que es para un artista la presentación de su obra Lo considero un ámbito privilegiado porque estamos en la casa de profesionales que han elegido como misión la búsqueda de uno de los valores más elevados de nuestra civilización : la justicia – Pero además haciendo un paréntesis a su tarea encuentran en el arte esa aventura del espíritu capaz de llevarnos por caminos inéditos de fantasía, de recreación del mundo, de ruptura con lo cotidiano, de ahondamiento de la mirada, En eso consiste la función del arte. El gran escritor catalán Vila Matas -gran conocedor de arte además de esforzado trabajador de la palabra-sostiene que necesitamos el arte para develar el hondo misterio de las cosas. Entre paréntesis, este autor ha dedicado muchas páginas para fantasear sobre Sophie Calle, cuya magnífica y confidencial obra hemos tenido expuesta los porteños -y muchos de Uds. habrán visto- en la inauguración del Centro Cultural del antiguo Correo Central.  Éste Vila Matas se descorazona frente a la incomprensible naturaleza de los objetos: ¿Qué es esta lapicera, esta montaña, esta mariposa? Pero los artistas nos llevan de la mano a recorrer el mundo y nos entregan algunas claves, en el idioma del arte que es una intromisión sin palabras en nuestra sensibilidad. Y nos muestran los abismos del alma, la delirante alegría del amanecer o el sospechoso clima del ocaso en claves más ricas, más densas, más problematizadoras. Estuve la otra mañana viendo la interesantísima obra de Susana Bonnet y pude constatar cómo cada artista -cada individuo en realidad- cada época también- tiene una distinta visión del mundo. Por eso una actitud sabia es no encerrarse en nuestra interpretación sino interesarnos en las otras visiones. Hay en Susana Bonnet una capacidad notable para crear un clima en cada obra: la fiesta, la melancolía, la distancia… Pero se propone mostrarnos un mundo cuyo interés radica en la tarea del descubrimiento: la artista nos invita a seguir nosotros descubriendo los perfiles de cada circunstancia. Pero un recurso muy bien aprovechado es con frecuencia el modo de aplicar la materia, en este caso el óleo: no la pincelada sino el toque, ese impulso de la mano del pintor que encrespa la superficie en vibraciones, en chispas de lucecitas y de sombras mínimas, variadas, saltarinas. Los colores se responden unos a otros orquestados por la  artista que compone su sinfonía con maestría para obtener en cada caso los resultados que persigue. Ese toque fue el soberbio descubrimiento de los Impresionistas que dieron un paso fundamental para entender uno de los rasgos de la realidad. Los impresionistas sacaron los objetos de la movilidad estatuaria de la pintura antigua e introdujeron la fugacidad en la obra. Pero está claro que esta acertada nueva visión fue tercamente rechazada en su época, porque todo lo nuevo desencadena aprehensión y por lo tanto rechazo. Pero es propio de las personas con espíritu abierto no detenerse. Nuestra artista trabaja en su taller experimentando las distintas posibilidades de otras técnicas y hoy nos presenta un trabajo muy logrado en que ha usado creo que por primera vez la técnica del chorreado: la pintura no se aplica con pincel sino que se arroja sobre la tela con un impulso muy bien calibrado, dejando que se formen ríos que hacen su propio camino y formando como resultado final un tembloroso enrejado que acompaña las figuras de fondo. En este caso ese acompañamiento es grandemente eficaz para dar al tema el movimiento, la sugerencia de aventura, de incertidumbre, que convenía. Esta técnica tiene sus riesgos porque el artista está permitiendo a la materia una autonomía que debe saber controlar. Esta técnica del «dripping» fue el gran aporte de Jackson Pollock, artista considerado el punto de partida del arte norteamericano independizado de europeísmo y de tradiciones. Junto a Wright en arquitectura y Walt Whitman en literatura es el iniciador de la renovación de la cultura nacional con vigorosos rasgos propios. Nacido en 1912 le tocó trabajar en la época de la aplastante crisis económica de 1930. Pollock es producto del New Deal adoptado por el Presidente Roosevelt, que consistió en enfrentar la crisis no con retraimiento sino con planes de gobierno de gran despliegue económico. Aquí en nuestro Salón del Colegio de Abogados reaparece la propuesta de Jackson Pollock, no con la dramática fuerza con que él la usara, sino en una versión poética y musical que añade -como ya dije- sugestión a la obra. Vemos en este relato cómo se acercan los artistas en el laboratorio del mundo y -mejor aún- como la humanidad es una gran familia a través del tiempo y la distancia. Sólo cabe felicitar a Susana Bonnet por su labor inteligente, sensible, por sus eficaces juegos con los materiales y por su capacidad para fantasear con realidades. Todo esto -además de su continuidad en la tarea- da para considerarla una artista muy valiosa, con personalidad definida y con un compromiso fuerte con los valores que el arte exalta. Su tarea además se inscribe en el suntuoso marco del arte argentino de tan alto nivel que jerarquiza la cultura argentina. Lelia  M. Reta, 12 de noviembre de 2015.Presentación en la inauguración de la muestra “Esencias” de Susana Bonnet en el Colegio Público de Abogados de  Capital Federal en el circuito de las “Gallery Nights”- Recoleta